Los síntomas aparecen en el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida o SIDA que es la etapa crítica de la infección por VIH. En esta fase de la infección el sistema inmune del portador del VIH no es capaz de reponer los linfocitos T CD4 que pierde por el ataque del virus y además tiene muy reducida su capacidad citotóxica (linfocitos T CD8) hacia el virus.
El VIH sólo se puede transmitir a través del contacto entre fluidos corporales que posean una alta concentración del virus. El virus no suele transmitirse de forma casual. No se han producido casos en que abrazos, besos secos o saludos con las manos hayan sido causantes de infección. El virus se ha aislado en la saliva, lágrimas, orina, semen, líquido preseminal, fluidos vaginales, líquido amniótico, leche materna, líquido cefalorraquídeo y sangre, entre otros fluidos corporales humanos. Las tres principales formas de transmisión son:
1.- Sexual: La transmisión se produce por el contacto de secreciones infectadas con la mucosa genital, rectal u oral de la otra persona. Tiene lugar por contacto sexual sin protección (infección de transmisión sexual).
2.- Sanguínea: Por jeringuillas contaminadas tras la utilización de drogas intravenosas o a través de los servicios sanitarios por recibir transfusiones de sangre contaminada o productos contaminados derivados de la sangre y en menor grado trabajadores de salud por accidentes de trabajo como heridas donde se entra en contacto con sangre contaminada. Los piercings, tatuajes y escarificaciones también pueden transmitir el virus a través de la sangre.
3.- Perinatal: La madre puede transmitir al hijo durante las últimas semanas del embarazo, durante el parto o al amamantar al bebé. Actualmente en países desarrollados la transmisión vertical del VIH está totalmente controlada (siempre que la madre sepa que es portadora del virus) suministrando a la embarazada un tratamiento Anti-Retroviral de Gran Actividad (TARGA). En estos casos el parto se realiza por cesárea, se procede a lactancia artificial y se administra tratamiento antiviral al recién nacido.
El diagnóstico se realiza mediante pruebas de diagnóstico molecular en un laboratorio. La prueba más habitual para detectar la presencia de VIH es la prueba de inmunodetección denominada ELISA.
El tratamiento incluye numerosos fármacos que se clasifican según la proteína a la que van dirigidos. En general, en los países desarrollados, se utiliza una politerapia que combina fármacos de diferenctes grupos en lo que se llama terapia antirretroviral de gran actividad o TARGA.
Si se produce un contagio imprevisto por la penetración de una aguja en un laboratorio, una violación o un condón que se rompe durante el coito puede aplicarse un tratamiento profiláctico post-exposición al VIH. Este tratamiento consiste en utilizar medicamentos muy potentes contra el VIH que pueden aplicarse en la hora siguiente al incidente y que siguen ejerciendo su efecto durante las primeras 72 horas. Este tratamiento puede evitar que la persona se vuelva seropositiva al VIH.